Tragar
Mi lágrima es hija única. Brota del ángulo interno de mi ojo izquierdo. Desliza mi rostro, mojándolo suavemente. Antes de tocar el suelo, se seca. Nace y muere en el tiempo de un suspiro, no dura casi nada. Me recompongo y decido salir. Me pongo mi chaqueta y mis botas y voy por la calle. En mis oídos, un infame Cazuza canta:
Amor esclavo de ninguna palabra
¿No era eso lo que tú buscabas?
No viste en el fondo de la retina la pena
La luz confusa donde el todo es nada
La esperanza está fijada en la carne
¿Que diferencia hay entre el amor y el escarnio?
Cada cariño es el hilo de una navaja
Oh, baby, no llores
Fue apenas un corte
La vida es bastante más peligrosa que la muerte
Soporte, oh, baby, soporte
Y sigo caminando, no muy segura de hacia dónde voy. La gente me mira y yo pienso que quizá sepan lo que me está pasando. El dolor, a veces, se puede oler. Cierro la chaqueta hasta el final, hace frío. Me aparto de la mierda de los perros que domina la calzada, lo que me ayuda a no tener que mirar a nadie a los ojos. Los trabajadores, hambrientos de carne; los viejecitos en su paso tardío, arrastrándose por la vida; los críos gordos con largas sonrisas, casi muñecos; los padres calvos y amargados: todo eso me conmueve. Me vienen ganas de hacer un nuevo camino, para ya no tener que volver a casa y morir en cada crepúsculo. Hay cosas que me duelen de verdad, e intento apartarme de ellas como lo hago con la mierda de los perros. Hacerle daño a alguien a quien tengo cariño -por haberle amado un día, o apenas por ser una persona que cruzó mi vida una vez-, esto me asusta. No saber dónde y cuándo las cosas empiezan y tienen su fin, esto me inquieta. Fingir saber lo que estoy haciendo, intentando no provocar un mal más grande, me hace sentir sola. En el momento anterior a que mi lágrima pudiera precipitarse por el mismo ángulo de mi ojo izquierdo, el Cazuza insinúa una sonrisa cínica en el canto de sus labios, y me reprende, providencialmente:
Oh, baby, no llores
Fue apenas un corte
La vida es bastante más peligrosa que la muerte
Soporte, oh, baby, soporte
2 Comments:
Gracias, Pater, por lo del español (para que yo no tenga tiempo de echar de menos a Santamaría). Y bueno, lo del mundial, la verdad es que no me trae mucho ánimo. Me parece que el peligro va a seguir por aqui.
Resquicios de tristeza se abren paso en un Madrid primaveral que oculta lo que para muchos ya son evidencias y para otros realidades desconocidas.
Brasil late en un ambiente cambiante.
Historias que empiezan, historias que acaban.
¿Por qué la tristeza embellece una historia? ¿Por qué la tristeza es más habitual que la felicidad?
Publicar un comentario
<< Home